Visitar Kyoto es una parada obligatoria en cualquier viaje a Japón. Su historia, su tradición, las Geishas y, sobretodo, sus templos, hacen que todo viajero se enamore de esta ciudad.
Sin embargo, no es la ciudad más cómoda de Japón, y quizás sus muchos atractivos y la dificultad de verlos todo, te bloquee. Porque Kyoto es una ciudad enorme, y muchos de los puntos turísticos por excelencia se encuentran muy separados entre sí, por lo que se hace necesario, sí o sí, coger el transporte público. En este sentido, tengo que advertirte de algo: si en tus trayectos puedes optar por el metro, mejor, porque el que podríamos considerar centro de Kyoto es un caos circulatorio, y recorrer las distancias en autobús puede llevarte más tiempo del que tienes.
Así las cosas, se hace necesario elegir, y decidir qué cosas vamos a ver. Lo que no es negociable es pasear por Pontocho, Gion o experimentar la experiencia de ser una Geisha o Maiko (ya sea maquillándote como una de ellas, o disfrutando de alguna de las cenas y/o espectáculos que ofrecen). Igualmente, una de las estrellas de Kyoto (en realidad de todo Japón) es participar en una ceremonia del té.
Lo que, lamentablemente, sí es negociable es elegir qué edificios (Templos, santuarios, palacios...) visitar. En Japón te vas a hartar de ver templos. Todos, eso sí, tienen algo diferente, pero si hablamos de Kyoto, en donde hay cientos de ellos. Por ello, lo que hoy te propongo es una lista de cinco edificios (templos en su mayoría) que debes visitar, sí o sí. Y los he seleccionado porque tienen elementos especialmente diferenciadores y atractivos que los hacen únicos. Reitero que es una elección personal, y totalmente subjetiva, basado en mi experiencia tras haber pasado 2 días y 3 noches en Kyoto.
1. Pabellón dorado o Kinkakuji: Como su nombre indica, es dorado. Fue construido en el siglo XIV y su fachada está cubierta de pan de oro y bronce. Su aspecto, y su reflejo sobre el lago que le rodea, son muy especiales.
2. Templo de Kiyomizu-dera: Es absolutamente espectacular. Está en la cima de un cerro, por lo que las vistas desde arriba son impresionantes. El templo es en realidad un gran complejo con varios templetes, un parque, tiendas... Está dedicado al dios del amor y, desde luego, te enamorarás de cada rincón.
3. Ginkakuji: En Kyoto no sólo hay un pabellón dorado, también lo hay plateado, y es este. O bueno, al menos sobre el "papel", porque realmente no veréis la plata por ningún lado. Se llama así porque fue construído queriendo imitar el templo Kinkaju, pero nunca se pudo recubrir de plata. El templo es precioso, como también lo es el jardín de arena blanca que le rodea, que se conoce popularmente como el mar de arena plateada.
4. Palacio Imperial: El palacio imperial es imponente. Debes mirar siempre al techo y a los lados, para ver todos los detalles de sus paredes. Muchas de las estampas que verás en sus murales son reproducciones, pero ayudan a entender todo lo que se fraguaba en las salas del Palacio. Además, debes perderte por sus enormes jardines
5. Santuario de Fushimi Inari: Lo que hace diferente este lugar, en el sur de la ciduad, son los miles de torii rojos que vas a recorrer a lo largo de 4 kilómetros de caminos.
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