IMPRESIONANTE. Es el principal adjetivo con el que puedo definir el Gran Cañón del Colorado. Sin duda una de las joyas de toda ruta por la Costa Oeste o la Ruta 66 de Estados Unidos. Parada obligada.
Antes de contaros mi experiencia, pongámonos en contexto. El Parque Nacional del Gran Cañón, declarado Patrimonio de la Humanidad, recibe aproximadamente 4,5 millones de visitantes al año y abarca 446 kilómetros del Río Colorado. Con este primer dato, ya te podrás imaginar que verlo entero es prácticamente imposible. Lo que vemos es un auténtico fenómeno de la naturaleza y, para muchos, una verdadera lección real de geología. Hace 2.000 millones de años, todo ese territorio era agua. La acumulación de estratos de rocas y sedimentos fueron lo que dio origen, al emerger, a las montañas rocosas que hoy conocemos. La fuerza del agua labró el Gran Cañón haciendo que, en lugares, supere los 1.600 metros de profundidad.
Dicho esto, y a no ser que te plantees un viaje casi en exclusiva para visitar el Gran Cañón (o Grand Canyon), deberás elegir uno de sus puntos: North Rim, Desert View, Gran Canyon Skywalk o South Rim. Yo, al igual que la mayoría de los visitantes, elegí este último, fácilmente accesible desde Williams, una parada habitual en la Ruta 66. En todo caso, conviene saber que de octubre a mayo, North Rim está cerrado.
Para entrar al Gran Cañón necesitarás pagar 30 dólares por coche, o bien poseer la tarjeta de los Parques Nacionales, que cuesta 80 dólares. Si en tu viaje vas a visitar al menos 3 parques, ya te merece la pena comprara. Tiene validez de un año, y la posibilidad de tener dos portadores, algo que hace que sea habitual "compartirla" o revenderla entre turistas. En todo caso, puedes comprarla nueva aquí.
Yo visité South Rim un sábado de agosto. Iba bastante asustado porque había leído que de junio a septiembre son los meses de más visitas, y encima yo elegí un fin de semana... (Cuando organizas un viaje a veces no hay otra forma de cuadrar...). Pero, tengo que decir que todo fue bien: encontré aparcamiento sin problemas en el parque (hay varios), pude ver todos los miradores sin agobios y hasta sentarme en un tronco a comer (en varios puntos del parque venden comida, pero nosotros preferimos llevar la nuestra para comerla a modo de picnic con las buenas vistas que prometía el Gran Cañón).
Lo primero que deberéis hacer al llegar a South Rim es dirigiros al Visitor Center. Ahí podréis ver todos los lugares que podéis visitar, las rutas senderistas operativas, así como los recorridos de los autobuses gratuitos que te llevan a los diferentes miradores. Hay cuatro rutas de buses, y el más lejano te lleva a un recorrido de 2 horas desde el visitor center, con sus 2 horas de vuelta, de modo que calcula bien tus posibilidades de visita en función del tiempo del que dispongas. Lo mismo con las rutas senderistas, tú decides si puedes o no hacerlas, y cuál, dependiendo de tu tiempo. En el visitor center, así como en la guía que te darán en la entrada del parque, encontrarás toda serie de recomendaciones para que puedas recorrer estas rutas sin peligro.
A partir de aquí... poco os puedo decir. No voy a contaros lo que se ve desde cada mirador, porque es imposible describirlo. Mi consejo es que, una vez dejéis el coche, os dejéis llevar por el camino... y disfrutéis. Cada mirador ofrece unas visas increíbles. En todos ellos encontraréis paneles explicativos con la flora, fauna y origen del lugar. Hablando de fauna... hay ardillas, acostumbradas a los humanos y a que lleven comida: cuidado si se te acercan, no te quedes sin bocata. Y muy importante, no las des de comer.
Nosotros visitamos el parque por la mañana y por la noche. Habíamos cogido un hotel cercano, a una media hora en coche, el Gran Canyon Inn (justo enfrente del Bedrock City Park). Una vez hicimos el recorrido deseado, decidimos volver al hotel, descansar... y volver al Gran Cañón para ver el atardecer. Este momento es uno de los más deseados por los turistas, de modo que, aquí sí, os recomiendo ir con tiempo para coger sitio. En todos los hoteles de la zona, y el propio parque, encontraréis la hora de puesta de sol, para que podáis organizar esta visita. Una vez más, el atardecer en el Gran Cañón es una experiencia que no se puede describir...
El poder vivir este atardecer con calma fue una de las razones por las que decidimos dormir cerca del parque y no visitarlo desde Las Vegas en forma de excursión. Yo no me arrepiento de ello pero, como siempre, la decisión es muy personal... si decidís hacerlo desde Las Vegas, hay multitud de opciones, y algunas incluyen incluso ese tiempo de atardecer.
Por último, volver a recomendaros la tarjeta Holafly si queréis tener buena conexión 5G ilimitada sin depender de vuestro roaming o de las altas tarifas internacionales de los operaciones nacionales.
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