Qué ver en Lausanne, la ciudad olímpica que enamora en su casco viejo



Sigo desgranando nuestro último viaje a Ginebra que nos llevó un día a Annecy y otro a Montreux y su Castillo de Chillon. Precisamente el mismo día de Montreux, ya en el camino de vuelta a Ginebra, decidimos hacer una parada en Lausanne (el billete de tren Montreux-Ginebra lo permitía).

Podríamos decir que la estación de tren divide la ciudad en sus dos grandes atractivos. De un lado, la zona olímpica, en donde se encuentra el museo de la historia de los JJOO. Hay que decir que Lausanne es sede del Comité Olímpico Internacional, algo que queda patente nada más salir de la estación, en donde un gran cartel deja claro que nos encontramos ante la capital olímpica.
Del otro lado, su centro histórico, que es lo que a nosotros más nos interesaba. Somos de andar ciudades y recorrer sus calles, más que de museos... Y Lausanne es perfecta para andar... hacia arriba. Porque si queréis disfrutar la ciudad, no queda más remedio que, frente a la estación, subir una empinada calle de unos 200 metros. Menos mal que es una calle llena de tiendas y en donde ya de aprecian los preciosos edificios que se verán después en la cima de la ciudad.



Pasear por las preciosas calles del casco antiguo te dejará un gran sabor de boca y grandes estampas. Debes visitar su catedral y asomarte a ver las vistas desde el balcón de la colina donde se encuentra. Bueno, para llegar a la catedral, volverás a subir una empinada cuesta... pero por unas escaleras de madera preciosas ;).

En tu paseo por la ciudad vieja, debes prestar atención, por ejemplo, a la Torre de L'Ale, la Iglesia de Saint-Laurent o el Hôtel de Ville de la Place de Palud.

En Lausanne se pueden echar fácilmente 3-4 horas. Es una ciudad mucho más bonita y animada que Ginebra, igual de cara, eso sí...

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